"¿Qué es lo que atrae en el fascismo? La respuesta será breve: lo irracional, el poder del espectáculo y un resurgimiento degenerado de ciertas formas de lo sagrado: dicho de otro modo, la necesidad de una sociedad que querría recuperar de nuevo los mitos; algo que parece faltar cruelmente a los regímenes democráticos?" (Maurice Blanchot, Los intelectuales en cuestión).
Cabe recordar que el término fascismo no podía generar el rechazo que hoy genera antes de que se identificara con un campo ideológico específico y con una práctica política determinada, desarrollada históricamente. Por este motivo hoy se evita esta denominación (y otras) pero se conservan las que no despiertan esa aversión o las que no están aún vinculadas a fenómenos históricos derrotados en el ámbito de la retórica y la ideología.
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