"Habían destruido el viejo mundo y aspiraban a uno nuevo que aún no habían construido. Los corazones de esos hombres, que habían inundado la tierra de tanta sangre, que habían odiado con tanto ardor, estaban infantilmente privados de rencor: corazones de fanáticos, tal vez de dementes. Odiaban por amor." (VASILI GROSSMAN, Todo fluye, cap. 18)
"El Estado se convirtió en el amo. El elemento nacional pasó de la forma a la sustancia y acabó siendo esencial, mientras se relegaba el elemento socialista a un segundo plano: a la fraseología, a la cáscara, a la forma externa." (cap. 20)
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