Debo mentir. La verdad huye espantada al contacto con las palabras que la buscan deseosas de nombrarla, de decirla, de pronunciarla. Mentir acaba siendo la única manera de ser veraz. La sinceridad arrastra mentiras aún peores. Para que haya belleza es necesaria la mentira. Para rozar el tejido vaporoso de la verdad hay que mentir y saber que se miente siempre:
Un oasis virtual en medio del desierto real: "Retirado en la paz de estos desiertos, con pocos, pero doctos libros juntos, vivo en conversación con los difuntos y escucho con mis ojos a los muertos." (Quevedo)
sábado, noviembre 11, 2006
viernes, noviembre 10, 2006
La esperanza y la ceguera
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